El tema de la falta de disciplina tiene que ver con la manera en la que empleamos el tiempo y en cómo nos manejamos con la organización personal. Normalmente hace falta mucho esfuerzo para que sea posible llegar a un objetivo, y que la disciplina pueda aportar a la persona la libertad necesaria a lo largo del día. Una cuestión interesante que mucha gente tiene la falsa creencia de que cuanta más disciplina se tenga menos libre uno se puede sentir. Sin embargo es todo lo contrario: porque cuando llevas disciplina a tu vida obtienes nuevos hábitos, y éstos te conducen hacia los objetivos que te has marcado en un primer momento.. Y es entonces cuando se tiene tiempo para hacer las cosas que se quieren hacer. Pero los malos hábitos llevan al caos, por lo tanto se puede decir que unos hábitos podrían sustituir a otros porque siempre existen costumbres individuales (fumar, consumir alimentos sin nutrientes, etc.).
Además, son los hábitos menos saludables los que nos consumen más tiempo en un un horario normal, lo que conlleva todavía a generar mucho más caos en la vida.
Hay muchos métodos que pueden servir para adquirir mejores hábitos. Es necesario que cada uno se dé cuenta qué quiere hacer o qué le gustaría empezar y terminar cada día; algo que le gustaría que no fuera saboteado por otra cuestión -supuestamente- externa. Lo más práctico sería tener claro que aquello que se quiere hacer a diario en la vida privada es algo con lo que se disfruta mucho. Esto hay que mantenerlo en la conciencia a pesar de que fuera una actividad que conlleva cierta dificultad. O probablemente no perder de vista la idea de los beneficios que traería todo ello (o lo que es lo mismo, entrenarse en saber porqué haría la vida mucho mejor). Y sólo cuando caes en la cuenta de qué merece la pena -al igual de lo que se ha conseguido hasta el momento- a través de la disciplina y de los buenos hábitos van concretándose ciertos pensamientos a nivel mental para luego materializarse sistemáticamente poco a poco.
Puesto que a algunas personas ya les es difícil darse cuenta de aquello por lo que quieren formarse un hábito, deberían al menos empezar a practicar la técnica de hacer dos cosas al mismo tiempo: una asociada a un mal hábito y otra a uno bueno (por ejemplo: ver la tele y hacer ejercicio en casa).
Porque resulta casi imposible ver los pros de una actividad que a uno le gustaría hacer si no se conocen -o si no se han experimentado previamente- los beneficios. Por ello, juntando o mezclando dos actividades contrapuestas podría ser un punto de partida para muchos: la reafirmación del placer -o dopamina- junto a otra acción productiva.
Otro método que se puede practicar es preparar el ambiente para hacer un actividad, ya que puede servir para «entrar en escena» (vestirnos para salir a hacer deporte o escribir lo que deberíamos hacer en un post-it, agenda o en una pizarra). Esto hace que no nos olvidemos y que lo tengamos muy presente. También funcionaría en estos casos colocar objetos juntos el día anterior a la actividad (gimnasia en casa, salidas a la naturaleza, …). Esto puede ser aplicado de igual forma cuando se trabaja con un grupo de personas o una comunidad (para obtener no sólo la disciplina o hábitos sino la motivación en algo concreto). Esto atrae además coraje o cuidado personal porque sitúa a las personas en acciones que están relacionadas con el objetivo/meta que se quiere lograr.
(copyright) Jorge Rubio Bores · Fundación Proyecto Joven®